15 mar 2013

Soy culpable.


Soy culpable.
Lo reconozco, soy culpable. Soy una persona poco solidaria, que se indigna cuando se presenta la situación actual desde el prisma de pobres ciudadanos arruinados por los malísimos bancos.
Soy culpable de decidir estudiar en la universidad, de ser un buen estudiante, y de creerme que con una carrera todo era más fácil.
Soy culpable de compaginar siempre trabajo y formación, primero sacrificando los fines de semana para arbitrar, y unos años más adelante repartiendo un  periódico gratuito, levantándome a la 6 de la mañana y yendo a la universidad por la tarde. Soy culpable de no querer cargar a mis padres con mis gastos.
Soy culpable, cuando vi que mi universidad no tenía una bolsa de prácticas en empresa, me moví por mi cuenta y conseguí prácticas remuneradas.
Soy culpable, porque cuando decidí que en la universidad no había futuro para mí, de buscar una empresa donde hacer el Proyecto Final de carrera.
Soy culpable, porque comencé con un sueldo por el que muchos no se levantaban de la cama,
Soy culpable, porque en la locura inmobiliaria que asoló este país, busqué lo que creí que podría pagar sin problemas, estando en la peor situación posible. No me endeudé en más de lo razonable, no pedí 30.000 € para un coche, no me fui de viaje a Japón.
Soy culpable porque nunca pensé en pedir a mis padres (ni hacer inventos raros de avales cruzados) que me avalaran. El dinero lo conseguí ahorrando mucho y privándome de mucho.
Soy culpable, porque fui el único que se leyó el contrato con la promotora, que incluía las condiciones de subrogación de la hipoteca. Soy culpable porque en lugar de esperar a que me llamara el banco “asignado” para esa hipoteca, yo ya había negociado con otras dos sucursales, obteniendo importantes mejoras. Soy culpable porque con 24 años me molesté en entender que eran las clausulas de techo y suelo.
Soy culpable, porque en lugar de fundirme el dinero en irme de viaje, o cambiarme de coche cada 5 años, o ir a esquiar (y comprarme equipos carísimos), decidí ahorrarlo y amortizar poco a poco en mi piso. Soy culpable de llevar más del 40% de lo pedido  pagado en 8 años.
Soy culpable porque decidí esperar a tener hijos a un momento adecuado, pensando en que si traes una vida nueva, al menos hay que darle una cierta seguridad.

¿Pero por qué digo que soy culpable? Pues porque si:
-          El que compró un piso en el que tenía que invertir el 75% de los ingresos mensuales.
-          El que afirmaba que “si no puedo pagar lo vendo y saco dinero”
-          El que firmó avales a familiares (y desconocidos) sin ton ni son
-          El que no se leyó las condiciones de la hipoteca
-          El que no se molestó en entender que si fallas con el banco respondes con tus bienes presentes y futuros.
-          El que no entendió que a 30 o 40 años pasan muchas cosas.
-          El que ganó un buen sueldo y fue incapaz de ahorrar.
-          El que a pesar de poder adelantar dinero en la hipoteca se fue de viaje.
-          El que sabiendo que no podía pagar se puso a tener más hijos.

Son inocentes, yo debo ser culpable. O gilipollas. Mejor gilipollas.
Gilipollas, porque esos inocentes hicieron subir los precios como la espuma, y a mí me tocó comerme el marrón de los precios burbujiles.
Gilipollas, porque gracias a esos inocentes, me tuve que ir a 50 km de mi  ciudad.
Gilipollas, porque mientras yo controlaba mis gastos para hacer frente a mis deudas, esos inocentes se iban a Kuala-Lumpur.
Gilipollas porque no me compré un BMW sino un Córdoba.
Gilipollas, porque si se aprueba la dación en pago, las hipotecas subirán. Me costará el doble si quiero cambiarme de casa porque tendré que pagar un seguro.
Gilipollas porque el crédito, incluso a los que hemos cumplido siempre, puntualmente,  se pondrá imposible.
Gilipollas porque yo sigo pagando mi piso, y esos inocentes después de no pagarlo, piden que les dejen vivir allí.

Estoy harto de oír que los bancos son malos. Lo son, sin duda alguna. Son un negocio, y lo son ahora y lo eran hace 7 años. Y tienen las leyes a su favor. Y las tenían hace 7 años. Y si hace 7 años se hubiera leído sus contratos y organizado todo este movimiento me hubiera parecido muy bien. Pero hace 7 años los inocentes eran ricos, porque la vivienda nunca bajaba. Los inocentes firmaban las cosas sin ton ni son, porque la economía iba para arriba.
Los bancos no se equivocaron dando esas hipotecas, y no lo hicieron porque respondes con todos tus bienes presentes o futuros. Las reglas eran así, y lo sabías cuando firmabas (o deberías haberlo sabido). Y si no lo sabías te mereces lo que te pase, por no gastarte 100 € en preguntar a un abogado cuando ibas a hacer una inversión de 300.000.
Y los gilipollas, que ahorramos, que invertimos en nuestro futuro, pensando en que esto no podía funcionar eternamente, somos ahora triplemente gilipollas.  Porque no sólo no vivimos a lo loco entonces, sino que ahora tenemos que pagar a los bancos, y a los pobrecitos inocentes que no tuvieron cabeza.

11 mar 2013

Juan Carlos I: ¿Hasta cuándo? ¿Y por qué?


A raíz de los últimos escándalos que han sacudido a la casa real, hemos vuelto a oir la misma cantinela de siempre:
-Al rey Juan carlos hay que agradecerle lo que hizo el 23F
De tantas veces que la hemos oído, se ha convertido en un mantra para nuestra sociedad. Se puede cuestionar al monarca como persona, muy ligeramente, se puede hablar de sus asuntos de alcoba (con mucho cuidado), pero en cuanto la crítica sube un poco de nivel, se pone la línea roja, y se alude a la sacrosanta intervención del rey en el 23F, donde él magnánimamente se puso al frente de la democracia. Estaba yo pensando el otro día, hasta cuando le va a dar eso carta blanca, y acabé pensando en el porqué.

Valga decir que es un personaje que me interesa bastante, desde que tuve la ocasión de leer la hagiografía-felación que dio en escribir Vilallonga ("El Rey", así sin indicar cual). La leí, cuando era joven e impresionable, y me gustó el Borbón. Sin embargo, he ido leyendo más cosas, y hace que cada vez me guste menos. No sólo libros descargados de internet (hay uno llamada "Un rey golpe a golpe", muy interesante, que por algún motivo no ha llegado a los cauces de distribución normales) sino por ejemplo el libro de Cercas “anatomía de un golpe” que describe la posibilidad inquietante de que el rey estuviera enterado del golpe de estado, o al menos que tuviera idea de que algo iba  a pasar. Pero aunque eso no fuera cierto (es el argumento de Cercas, y me parece verosímil, por el momento que se vivía) vamos a imaginar un poco.

El rey no sabe nada del golpe, y le sorprende como a todos (?). Cumple con la obligación constitucional como jefe de estado y jefe de las fuerzas armadas de impedir el mismo. Fin.

¿Me puede alguien aclarar dónde está ese hecho que debemos agradecer tan efusivamente, que 30 años después le sigue protegiendo de todo lo que haga? Cumple con su obligación, igual que la cumplen ese día todos menos los golpistas. 

Si hay que agradecer a alguien una cosa, significa que podría haber hecho la contraria, que no la ha hecho porque ha querido y eso tiene mérito, lo que implica el agradecimiento (si alguien no sigue el razonamiento, que pare y lea algo de lógica básica, y luego vuelva). Es decir, estamos diciendo que el rey podría haber apoyado el golpe (recordemos, un golpe contra la legalidad, de la que emana su poder, o eso nos venden) y que no apoyarlo tiene mérito. O sea, que no delinquir tiene mérito, y por ello le debemos estar agradecidos.

La otra opción es que la constitución no sea el sitio de donde emana la autoridad del rey, pero recordemos que la constitución (que hay que reformar urgentemente, por cierto) se supone que recoge la soberanía del pueblo, que se da a sí mismo democráticamente unas leyes.  ¿La autoridad del rey viene de algún sitio que no es la constitución? Pues entonces esa autoridad no es democrática, cual sátrapa oriental. En ese caso, sí se debe agradecer que tuviera el detalle de ponerse del lado democrático, porque podría hacer lo que quisiera.

Evidentemente hay quien dirá que esa autoridad viene de ser nombrado heredero por Franco.   Es decir, viene de un origen dictatorial, no democrático. Por lo tanto no está legitimado democráticamente.
También alguno dirá que viene de la historia y el derecho divino. A esos ni caso. En cuanto puedan demostrar que existe el derecho divino , igual merecen un segundo de atención (y recordemos niños, que el que afirma algo es el que debe demostrar su existencia).

Hay quien dirá (que es lo que nos venden sus hagiógrafos-feladores) que su gran mérito es conseguir la evolución de un sistema dictatorial a uno democrático. No lo puedo discutir (creo que caben muchos matices, pero de eso igual hablo otro día). Pero en el momento en el que da ese paso, y la soberanía pasa a ser del pueblo, debe someterse a su voluntad. Y esa se plasma en la constitución.

Resumiendo:
-          La autoridad del rey emana de la constitución: cumple con su deber, nada a agradecer.
-          La autoridad del rey no emana de la constitución: puede hacer lo que le venga en gana, por lo tanto si que hay que agradecer que lo hiciera. Somos los súbditos de un sátrapa cualquiera.

Por mucho que nos quieran vender humo no hay más opciones, una cosa o la otra.

Entonces, ¿quién se beneficia con su figura? ¿A quién le interesa que siga estando y no pueda ser depuesto? ¿Es casualidad que gente de su círculo íntimo (De la Rosa, Conde, Prado y Colón de Carvajal) hayan acabado en la cárcel? ¿Tiene eso relación con que la fortuna privada del rey se haya incrementado de manera tan espectacular?

P.D. Por cierto, igual hubiera sido mejor que hubiera apoyado el golpe, ahora no lo tendríamos delante. Recordemos que a su cuñado (que por cierto, le ofreció ayuda esa noche) apoyar un golpe de estado le costó el trono.